Los libros de papel siguen ganando a los electrónicos. ¿Quién no ha escuchado en un pasado reciente que la aparición del libro electrónico iba a ser apocalíptica para el formato tradicional en pocos años? Era uno de los temas más comunes en las conversaciones de los amantes de la lectura, los cuales veían con terror el fin del formato de toda la vida. Sin ir más lejos, yo misma era reticente a comprar ese aparato infernal llamado «ebook».
Pero si analizamos nuestra vida actual, descubrimos que el miedo nos había cegado. Estábamos muy lejos de la realidad: los libros de papel siguen ganando a los electrónicos tanto en España como en el mundo entero.
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Los libros de papel siguen ganando a los electrónicos, aunque se equilibra lentamente
Según los estudios indicados en el informe anual de Libranda, distribuidora española de ebooks para las grandes plataformas de venta como Amazon, el formato digital se vendió mundialmente un 11% y en España un 14% más en 2017 que en años posteriores. Pero esto no ha sido suficiente ya que los libros de papel siguen ganando a los electrónicos: en cuanto al cómputo global de compras de libros, las cifras de «ebooks» solo llegan a un 4,5% del mercado lector de nuestro país.
En su informe indican que existen diferentes segmentos de compra donde sí triunfa este formato. En especial, las ventas se incrementan de forma notable en los libros que consideramos «bestsellers». «Patria», de Fernando Aramburu fue el verdadero triunfador de la batalla ese mismo año.
¿Pero esto tiene algún significado? ¿Es un formato mejor que el otro?
Al principio a los lectores en general nos costaba asimilar este nuevo formato. Bajo la excusa de la pobreza de la experiencia, del miedo porque a su vez desaparecieran esos maravillosos rincones como son las librerías y las bibliotecas, nos daba auténtico pavor su existencia.
Pero un día, estudiando Filología Hispánica un profesor de literatura nos preguntó a toda la clase que qué nos parecían estos libros electrónicos. Como acérrimos fans nos lanzamos a defender a muerte nuestros queridos formatos tradicionales sin dejar ningún resquicio a la duda de que estos eran mejores. Pero el profesor posteriormente nos diría unas palabras que se nos quedarían en la mente durante toda la vida: ¿Y si este nuevo formato, gracias a su comodidad de acceso, hace que la gente lea más? ¿Entonces realmente es algo malo? ¿Solo por no ser tangible es menos valioso?
Desde ese momento, incluso en los centros de conocimiento que son las universidades, se comenzaron a promocionar estos nuevos formatos y descubrimos que no eran tan malvados como nosotros mismos los habíamos tachado. No con ello quiero decir que sean mejores, sino que merece la pena darles una oportunidad.
¿Entonces, cuáles son las ventajas de unos y otros? ¿Y por qué los libros de papel siguen ganando a los electrónicos?
Al final, los que amamos la lectura adoramos tener en nuestras estanterías esos bellos libros con los que hemos disfrutado y descubrir nuevos tesoros mientras que ojeamos nuestra enorme biblioteca. Eso es inevitable y es uno de los motivos por los que los libros de papel siguen ganando a los electrónicos.
Pero si abrimos un poco la mente, descubriremos todas las ventajas que los ebooks pueden proporcionarnos. ¿No te ha costado alguna vez encontrar una edición concreta de un libro? ¿Y si solo con meterte en una web lo pudieras conseguir para leer al instante? Esta solo es una de ellas.
Ventajas de los libros tradicionales
Como ya he nombrado anteriormente, los amantes de los libros tendemos a querer tenerlos para volverlos a coger, pasar sus hojas, olerlos, ojearlos… Para quien no le guste leer puede parecer algo de locos, pero a nosotros nos produce felicidad saber que están ahí para ti y que es difícil que desaparezcan. Ese sentimiento de posesión parece que se pierde cuando tenemos todos metidos en un aparato electrónico.
Junto a ello, el no tener que estar pendiente de cargar baterías o actualizarlo produce un relax extra frente al otro formato. Los problemas con el software pueden llegar a ser numerosos y desesperarnos hasta el extremo.
Por último, y aunque sea un poco doloroso para mí, en estos se puede escribir y añadir cosas con nuestras propias manos. Hay personas que adoran anotar pequeños detalles que complementan a la lectura como la fecha y lugar donde lo compraron. Eso sí, es un placer de repente encontrarte diferentes objetos que has ido utilizando como marcapáginas en posteriores lecturas. Al final es un ejercicio de memoria muy agradable.
Ventajas de los libros en formato electrónico
En un primer momento puede sorprendernos el precio. Al no tener que manufacturarse con materiales para portadas y hojas, descienden a unos precios en su mayoría casi irrisorios. Además, existen numerosos libros sin derechos de autor que se encuentran libres por la red y son gratuitos en distintos formatos.
Otra característica sorprendente es la cantidad de libros que podemos guardar en un espacio tan pequeño como puede ser un lector de ebooks. Estos no ocupan apenas espacio en la memoria del aparato electrónico, pues pesan muy pocos megabites.
Por último, la disponibilidad es una maravilla a la hora de comenzar a leer. Solo hace falta descargarlo desde cualquier plataforma de venta de libros en el lugar donde estés e introducirlo dentro del lector o lectores que quieras.
¿Se te ocurre otra ventaja sobre alguno de estos formatos? ¿Y teorías sobre por qué los libros de papel siguen ganando a los electrónicos? Creo que este sería un debate interesante para todos los que los amamos.
Imagen: Unsplash
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